Reflexiones mágicas

-¿Todavía crees en la magia?
- Sí, ¿por qué habría de no hacerlo?
- No sé, hay tantas cosas que nos indican que se ha acabado, que sólo son ilusiones, supersticiones, fantasías de querer buscar el significado de las cosas buenas o malas que nos pasan o nos pasarán. La magia es eso. Nos hace creer en cosas que no lo son en realidad para atenuar el golpe o para maravillarnos.
- Bueno, pero ¿qué es la realidad entonces?
- La realidad es lo que somos ahora, no antes ni después. La realidad es la que vives, la que ves.
- Pero también la realidad es lo que sientes hoy, síntesis de lo que has sentido y lo que puedes llegar a sentir. La realidad es lo que sientes. Entonces por qué ha de ser menos real la magia si es lo que alguien cree y siente, y lo vive de esa forma. La magia es otra forma de realidad que a muchos nos han quitado, o al menos quieren hacernos creer eso. Muchas veces es ilusión, pero no hay nada más mágico que sentir que esa ilusión existe de verdad; la ilusión que ya es realidad en ti, es mágica por el sólo hecho de que alguna vez fue "realidad" en el sentido que tú tomas esa palabra.
- Puede ser, pero la magia es algo ideal. No existe, es pura ilusión.
- Es ahí donde te confundes. La magia nada tiene que ver con lo ideal. El ideal no existe más allá de lo que tú quieres creer y por eso te condiciona, forma parte de ti y de cómo actúas a partir de eso. Y los tipos ideales ya no existen, son ideales, nada más...solo existen los reales. Y la magia forma parte de los reales porque en los reales vive la ilusión y la sorpresa, el encanto, la magia de descubrir y asombrarse por cosas que nunca antes habíamos sentido hoy. Si no quieres pensar que la magia existe de alguna forma, es porque no te atreves a dar el salto y prefieres quedarte con eso que llamas "realidad". Te asusta tanto que las cosas sucedan sin causa lógica alguna, que has descartado la magia por completo, pero no te has dado cuenta que te has prohibido así la ilusión, la sorpresa y también te has quedado desprotegido porque ya no hay nada para ti que atenúe el golpe o que te maraville por completo.