jueves, 12 de marzo de 2009

Welcome to my world. The real World.

12.18 del mediodía de un día cualquiera en un pueblo cualquiera, de esos que ustedes ya conocen. Mis ojos apenas se abren. Fue una linda noche, pensé. Comí con amigos y después cada uno a dormir. Nada extraño pero sí placentero. Miré tele hasta hartarme, hasta pensar por qué me empecino en seguir esas series que finalmente un día las sacarán de la cartelera del canal y entonces jamás conoceré su final. Pero me entretiene y ahí estoy acostada con el control en la mano, viendo esa serie que no quiero perderme. Tal vez me guste ese mundo de realismo mágico o fantástico que construyen donde siempre algo sale mal, pero termina bien. No sé. Pienso que es eso. Lo que miro, lo que escucho, lo que leo. Todo me transporta a un mundo paralelo y entonces vivo y sueño. Ese mundo parece tan real. Es real. Funciona dentro mío y yo, a veces gran estúpida y otras, gran escritora de guiones, me imagino y construyo ese mundo como si fuera verdadero. Y lo es. Está en mi. Pero claro, a veces me cuesta explicarle a él que me hace acordar mucho a Oliveira y entonces, sin más, me sumerjo en el papel de Maga. Otras me digo que no quiero que ella sea una Rebecca y que tarde (o temprano, ya no sé) se de cuenta de cómo son las cosas y de lo ilusa o ingenua que ha querido ser para no despertar y reventar su mundo de perfectos colores. Otras veces lloro demasiado, y tan cierto parece que me pongo a pensar en las instrucciones para llorar. Ni famas, eso no, pero ni cronopios. O si. Ya no sé. Pero ese mundo paralelo en el que vivo me resulta más perfecto en su imperfección y entonces tranquiliza. Y amo justo esos momentos en que mi mundo construído decide salir para que pueda volcarlo a un papel, o a un blog, para que entonces ustedes entiendan que están en mi mundo paralelo pero real. Si, están ahí. Siempre. A veces disfrazados, pero siempre. Y ahora yo acá se los presento.

No hay comentarios: