Los Mayas se saludaban diciendo: “in lackech” ( “yo soy otro tú”)

Siempre experimenté la inspiración como resultado de días aciagos, momentos de confusión, donde mi cabeza hacía las veces de bomba a punto de estallar, cuando tenía el estomago revuelto de angustia, odio, dolor…
Hoy fue un buen día y sentí la necesidad de escribir.
Ahora que retomo la escritura después de un café, tengo que sincerarme y decir que no lo fue tanto en realidad -verdaderamente lo intenté, lo juro!- pero… la tristeza vende más que la alegría, ó debería decir, en este caso, es más inspiradora (o por lo menos en lo que a mi respecta)
Y sí, fue un día, en realidad confuso, está a la vista.
Podría decirse que disfruté del amor, de un día tranquilo de primavera y no tuve mayores inconvenientes. El curso de mi vida seguía su trayectoria, lineal, o curva, en zigzag, no sé… (Tampoco tiene importancia).
Pero tuve que caer en la cuenta de que existen los OTROS, los otros más allá de ELLOS (familia, novio, amigos, colegas…) ESOS a los que hoy les toca sufrir, tener el peor día de sus vidas, recibir la peor de las noticias… Esos que vemos de lejos, o no tanto, tan parecidos a nosotros, con tal vez los mismo problemas, la misma cotidianeidad, preocupaciones y malestares. Y pienso que estamos solos. Y estamos solos porque hablamos el mismo idioma y no nos entendemos, porque nos miramos sin vernos, porque la peleamos desde afuera y no terminamos de involucrarnos, porque vemos las diferencias, en vez de lo que nos une. Pero, lo más importante de todo, es que en realidad, no nos damos cuenta de que los OTROS (a esos que llamamos “ESOS”) también, en alguna instancia terminamos siendo NOSOTROS.